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SIGUERO (SANTO TOMÉ DEL PUERTO)
Nuestra Señora de la Varga
Situada en los «Cerros de la Virgen», con espléndidas vistas del pueblo y la sierra, la ERMITA DE NUESTRA SEÑORA DE LA VARGA de Siguero es un templo románico reformado en el siglo XVIII. Un incendio la destruyó a principios del siglo XX, quedando en pie los muros.
Desde Siguero se accede a través de un camino conocido como de «La Enebra» por un árbol centenario situado junto a él. Después del incendio, la ermita, según cuentan los mayores, estuvo treinta años arruinada, hasta que se decidió acometer su restauración.
El templo es de una gran sencillez. Consta de una nave rematada por cabecera semicircular. En el exterior, a los pies de la nave se alza el campanil, una pequeña espadaña de un solo arco de medio punto sobre impostas para albergar la campana, rematado por dos pináculos y una cruz de piedra sobre pedestal. Se entra a la ermita a través de una puerta abierta en el muro sur, con arco de medio punto despiezado en grandes dovelas.
En la austeridad del interior de la nave llama la atención una inscripción de difícil lectura en la que aparece el año de 1.704, fecha en la que suponemos se hizo una reforma importante del edificio. A los pies se alza un rústico coro de madera. La cubierta es a dos aguas, aunque la estructura de madera queda oculta por un cielo raso que tapa también parte del arco triunfal.
El arco triunfal comunica la nave con la cabecera y es de características muy similares al de la iglesia de San Martín de Tours de Siguero, por lo que ambas deben de tener un origen común, construidas en la misma época y por los mismos artífices. El arco es doblado, apoyando la dobladura en columnas adosadas con capiteles decorados. Los motivos están muy perdidos, pero es posible distinguir en el capitel del lado de la Epístola (sur) un tema muy frecuente en la comarca en el románico de finales del siglo XII o principios del XIII: Daniel en el foso de los leones. El tramo recto del presbiterio y el ábside están cubiertos con cielo raso, aunque quizás tuvieron bóvedas de medio cañón y horno, respectivamente.
El nombre de la Virgen ha de venir de la situación de la iglesia, ya que varga es un término en desuso que identifica la parte más pendiente de una cuesta. La fiesta se celebra el primer fin de semana de septiembre. La Virgen es llevada en procesión por las calles del pueblo al son de la dulzaina y el tamboril.