TORRECILLA (CONDADO DE CASTILNOVO)
Iglesia de San Bartolomé
La IGLESIA DE SAN BARTOLOMÉ de Torrecilla, en el condado de Castilnovo, es un templo de una sola nave rematada con cabecera rectangular que presenta un volumen único al exterior, presidido por una espadaña de dos arcos situada en el muro oeste.
Está construida en mampostería de buen tamaño con sillares en esquinas y vanos y cornisa hecha con piedra labrada.
Al interior se accede por el muro sur a través de una puerta con arco de medio punto liso. En este muro hay también un reloj de sol.
La nave tiene el coro dispuesto a los pies con la sacristía, muy reciente, bajo él. Según se entra, a la derecha, hay un retablo barroco policromado, de factura muy popular.
En la hornacina alberga una imagen de la Inmaculada Concepción que queda flanqueada por dos bajorrelieves en madera. El aspecto de estos es de mayor antigüedad, como si hubieran sido reaprovechados de otro retablo más antiguo.
En ellos aparecen representados San Francisco de Asís y San Gregorio Magno. El primero aparece arrodillado frente al crucifijo, el cordón ceñido a la cintura y enseñando las llagas de las manos. San Gregorio aparece junto a la paloma del Espíritu Santo y con el libro abierto, como es propio en los Padres de la Iglesia.
En el muro de enfrente se conserva el estandarte de San Bartolomé, hecho en seda teñida de rojo carmesí con la imagen del santo pintada y el ornamento floral bordado.
Un arco triunfal de medio punto separa el cuerpo de la iglesia del presbiterio, que se cubre con una bóveda, vencida en el centro, sobre grandes lunetos.
El retablo mayor es barroco y policromado, aunque repintado con posterioridad. En la hornacina principal aparece la imagen de San Bartolomé pisando al diablo, al que sujeta con una cadena.
En la mano derecha sujeta el cuchillo con el que fue desollado vivo y decapitado.
La imagen del remate también podría ser de San Bartolomé, esta vez representado con el libro en una mano y el bordón en otra. También se conserva una imagen de la Virgen con el Niño en una mano y la manzana del Paraíso en la otra.