VENTOSILLA Y TEJADILLA
Iglesia Nuestra Señora de Tejadilla
La IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE TEJADILLA de Ventosilla y Tejadilla es un templo de origen románico que conserva de esa epoca la cabecera semicircular. Destaca la riqueza iconográfica de los canecillos de la cornisa y de los capiteles del arco triunfal, estudiados como ejemplo de la cultura popular durante la Edad Media.
La parte románica data de los siglos XII-XIII, pero luego hubo reformas que alteraron profundamente la nave. Además se añadieron el coro y la espadaña. No conocemos la fecha de las reformas, pero alguna podría datar del siglo XVII, cuando aparece anexionada a la iglesia de Castroserna de Arriba, en el Patronato de Legos que fundara María Martín González.
La cabecera románica consta de tramo recto y ábside. Se abre un único vano en el centro, con arco de medio punto sustentado por capiteles decorados con sirenas-pez muy rudimentarias. El tramo recto se cubre con bóveda de medio cañón y el ábside con bóveda de horno, ambas encaladas. La cornisa apoya en una serie de canecillos realizados con la impronta del arte popular.
Se representan clérigos, oficios tradicionales, animales y seres fantásticos, siempre contraponiendo los conceptos del Bien y el Mal, como sucede en el arco triunfal. La dobladura de este arco apoya en columnas con capiteles en los que se labraron dos temas opuestos como la Adoración de los Reyes Magos y un prostíbulo, la virtud y el pecado.
El cascarón del ábside queda oculto por el retablo mayor, barroco y organizado en tres calles. En las laterales se disponen lienzos dedicados al Bautismo de Jesús y a la Sagrada Familia. En la calle central, sobre el sagrario dorado en 1.727, se abre la hornacina con la imagen de Nuestra Señora de Tejadilla, y en el remate hay un lienzo de la Fuencisla.
El cuerpo de la iglesia se divide en tres naves mediante dos grandes pilares rectangulares. Al fondo de la central se levanta un coro muy rústico. La nave norte acoge los retablos de Santiago, fechado en 1.737, y de la Virgen del Rosario. En la nave sur se encuentran los retablos de la Magdalena y de San Bartolomé. Todo el suelo del cuerpo del templo es de losas de piedra que cubrían las sepulturas cuando los difuntos todavía se enterraban en el interior. Durante el reinado de Carlos III se prohibió tal costumbre, trasladándose el campo santo al exterior de la iglesia.